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Antecedentes prehispánicos, historia
del excolegio jesuita de Tepotzotlán y fundación del Museo Nacional del Virreinato
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Tepotzotlán, palabra de origen náhuatl que significa
"entre jorobados". Su nombre posiblemente hace alusión a que este lugar se localiza frente a elevadas montañas que asemejan
jorobas. Los otomíes fueron los antiguos pobladores de esta región, en la que posteriormente se estableció la cultura teotihuacana;
más tarde, grupos de chichimecas, aliados años después con los mexicas, fundaron el señorío independiente de Tepotzotlán en
el año de 1460. La historia prehispánica de Tepotzotlán culminó con la llegada de los españoles en 1520, cuando los indígenas
del lugar opusieron resistencia al ejército de Hernán Cortés que huía de Tenochtitlán, después de la derrota conocida como
la "noche triste".
Antigua portería y entrada al museo Fotografía: Dolores Dahlhaus |
Los franciscanos fueron la primera orden de frailes que se ocupó de la
evangelización de los pobladores de Tepotzotlán. Años después, en 1580, arribaron los jesuitas para continuar la labor de
los franciscanos y también para aprender las lenguas otomí, náhuatl y mazahua que hablaban los indígenas de la región. Dos
años más tarde, gracias al apoyo de la población y del cacique gobernador Martín Maldonado, los jesuitas comenzaron a establecer
los tres colegios que le darían fama a Tepotzotlán como uno de los centros de cultura más importantes de Nueva España. El
primer colegio que fundaron fue el de lenguas indígenas para los jesuitas; el segundo fue el Colegio de San Martín destinado
a brindar educación a niños y jóvenes hijos de indios principales, a quienes se les enseñaba a leer y escribir español y eran,
además, instruidos en la doctrina cristiana y en la enseñanza de la música, canto y gramática latina. El tercer colegio que
arraigó a los jesuitas en Tepotzotlán fue el Colegio de San Francisco Javier, fundado en 1586 con el propósito de formar a
los jóvenes novicios que ingresaban a la Compañía de Jesús.
Por 187 años, el colegio de San Francisco Javier fue el
lugar de donde egresó la mayoría de los jesuitas del antiguo territorio nohispano. Para el siglo XVIII, Tepotzotlán era además
de uno de los centros educativos más importantes de Nueva España, uno de los colegios de la Compañía con mayor número de tierras,
haciendas y ranchos, los cuales hicieron posible su desarrollo económico y cultural.
En 1767 el rey Carlos III, de
acuerdo con la nueva política borbónica, expulsó a los jesuitas de los dominios españoles. La madrugada del 25 de junio de
ese año, los jesuitas de Tepotzotlán fueron arrestados y obligados a emprender el camino a Veracruz para embarcarse hacia
el viejo continente. Después de su expulsión, el edificio quedó abandonado por varios años, hasta que en 1774 fue cedido al
clero secular para fundar un colegio de corrección y retiro voluntario. No obstante, años después el edificio quedó nuevamente
abandonado, hasta que en 1885 los jesuitas volvieron a ocuparlo aunque por poco tiempo, ya que en 1914 durante la guerra de
revolución, se ordenó su expulsión del edificio.
Finalmente, el inmueble fue nacionalizado y clasificado como monumento
histórico en 1933 y, más tarde, en 1964 fue restaurado e inaugurado como Museo Nacional del Virreinato, con el objetivo de
albergar y difundir los bienes históricos y culturales de dicho periodo.
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